Menores en el sistema de protección a la infancia: vulnerables a la trata
Las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en recursos residenciales del sistema de protección a la infancia son especialmente susceptibles a ser captados por las redes de explotación, que se aprovechan de su situación de vulnerabilidad psicológica y emocional.
Precisamente, es fundamental que el sistema de protección a la infancia esté diseñado para hacer frente a una situación de extrema dificultad a la hora de asistir y proteger a estos menores que han sufrido trata.
La explotación sexual es una forma de violencia sexual que afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas y se convierte en una manifestación más de discriminación estructural por motivos de género y edad. Pero es necesario tener en cuenta que existen otras formas de explotación más allá de la sexual, igual de graves, con un gran impacto en quienes las padecen.
Por ejemplo, la trata para la comisión de delitos como el tráfico de estupefacientes o la mendicidad forzada son otras finalidades de explotación a las que también son sometidos estos y estas menores tuteladas y se deben visibilizar estas realidades para no dejar ninguna víctima sin protección ni asistencia.
Si bien en mayo, la Conferencia Sectorial Extraordinaria Conjunta de Igualdad, Infancia y Adolescencia aprobó un plan de acción para mejorar la detección, la protección y la atención integral a las víctimas de violencias sexuales menores de edad, éste se centra en la lucha contra la trata sexual y no tiene en cuenta una respuesta para el resto de finalidades de explotación que también tienen lugar. Todos estos niños, niñas y adolescentes víctimas de trata, sin distinción, tienen derecho a una reparación efectiva y es responsabilidad del Estado garantizarla.